R. En el último año olímpico, en Sierra Nevada hicimos quince semanas. Aumenta la capacidad de entrenamiento, la capacidad de oxigenación, el nivel de hematocrito… Y Mireia funciona con estas pruebas de fondo. No va a nadar 25 segundos, va a nadar un mínimo de 2,5 minutos. Por eso el entrenamiento de altura es súper importante.»
P. ¿Cómo varían los análisis de ácido láctico en altura?
R. Puedes elevar el nivel después de un tiempo. La altura al principio no te permite trabajar la intensidad. Y con la adaptación a la altura puedes ir poco a poco a más intensidad. Yo sé que estoy haciendo una cosa que mucha gente no comparte: el trabajo de intensidad en altura. Muchos vienen a Sierra Nevada para hacer la base. Yo hago lo mismo que en Sabadell.
R. Porque primero hay que aguantar. Te cuesta más recuperar. Y porque hay muchos estudios que dicen que no es tan bueno. Hay que ir con cuidado. Yo soy consciente de lo que hago, pero lo hago con gente como Mireia. No puedo hacer esto con todo el mundo. Ella es especial. Lo he hecho con otros nadadores y no lo han tolerado. Hay gente que ha vuelto a casa llorando, sin poder dormir cada noche, sangrando por la nariz, y perdiendo peso. Hay gente que aumenta el líquido corporal y gente que lo baja. La masa muscular es muy importante y en altura se pierde. Mireia perdió un kilo respecto a Londres. Pero en el gimnasio tiene un poquito más de fuerza, así que funciona. Con los chicos que nadan los sprints hay que estar vigilantes porque si pierdes masa muscular pierdes fuerza.
R. Sí. Eso Mireia lo ha superado. Porque cada día ella se demuestra a sí misma que puede aguantar. Si haces 20×400 metros crol entrenando a tope… ¿por qué te va a molestar un 400? ¿Uno? Hacemos un trabajo de propulsión con palas y un trabajo de nadar. Progresivo, con tres niveles. Uno casi a tope. Esto poco a poco es una confianza que te ayuda. Mireia está en un proceso y hace una progresión muy grande. Ella antes tenía dificultad de aguantar los entrenos: “Oh, que duro! ¡Oh, me molesta! ¡Oh, no puedo respirar…!”. Todas estas sensaciones. Pero ha hecho un trabajo regular de preparación mental. La preparación olímpica es dolorosa y un deportista de alto nivel tiene que aceptar el dolor. En la natación el volumen te quita los aspectos más agresivos de otros deportes, donde la resistencia al dolor es más grande. La otra vez vi un atleta haciendo no sé cuantas vueltas de la muerte, a la pista de 400, en Sierra Nevada, vomitando al final. Yo nunca en mi vida he visto a un nadador vomitando después de hacer unas series de intensidad. En España, nunca. No va a pasar. No es una crítica pero es la cultura. Un chico de Inglaterra va a aceptar más dolor que un español. Esto es así. Yo les digo: “Chicos no estamos buscando el dolor por el placer del dolor”. No somos masoquistas. Es parte del rendimiento. Nadar el 200 mariposa en un minuto y 50 segundos es terrible. Pero si tú te centras en el dolor se acaba todo. Tienes que pensar: “Ahora viene el dolor pero no pasa nada porque puedo aguantar esto”. Me voy a centrar en otra cosa: “Cómo estoy respirando, cómo estoy haciendo mi propulsión, mi timmig, brazos-pies, estoy anticipando la llegada para tocar bien… Hay muchas cosas y esto es el trabajo de preparación mental. Un 100 crol es difícil. En los últimos 25 te pica todo el cuerpo. Un 200 braza es terrible. En el último viraje subacuático sientes que te ahogas. Piensas que vas a morir. Pero si te centras en eso, olvídate. El más rápido que lo acepte es el más rápido en hacer otras cosas. Eso se practica en el entreno.
Enlace a la entrevista completa
http://deportes.elpais.com/deportes/2013/08/05/actualidad/1375725823_517684.html