Las Características De Los Campeones Según Bob Bowman
Según Bob Bowman, Entrenador de Michael Phelps y Allison Schmitt; en el máximo nivel casi todos los atletas tienen características físicas similares. Lo que marca la diferencia es lo que tienen en la mente y en el corazón. Los grandes campeones tienen las metas muy claras y saben los pasos que tienen que seguir para conseguirlas. Todos tienen un plan.
Lo que se ve en la televisión sobre los campeones es solo la etapa del éxito. Nunca se muestra el proceso completo de altos y bajos por los que pasa un gran atleta. Cuando se rompe un récord o se sube al podio en una competencia importante, nadie puede adivinar la serie de fracasos que ocurren en el día a día durante el entrenamiento. El proceso es largo y muy difícil para todos. El éxito es lograr resultados predecibles en un ambiente totalmente impredecible.
El proceso es siempre más importante que el resultado. Los grandes campeones ensayan el éxito todos los días; mentalmente, físicamente y emocionalmente. El resultado final depende de los demás, el proceso depende del atleta y de su capacidad para sobreponerse a cualquier problema. Es como decía un gran entrenador de un deporte colectivo: ‘No mires el marcador, ejecuta la siguiente jugada’. En el caso de la natación esto es pensar en la arrancada, en el delfín, en la siguiente brazada, en la próxima vuelta o en el toque.
Los campeones tienen grandes sueños. Es ahí donde comienza todo y continúa con la pasión que desarrollan para perseguir ese sueño. Los grandes superan los obstáculos, caminan sobre los momentos difíciles y continúan hacia resultados espectaculares durante toda su carrera. Los sueños pueden no ser específicos, pueden ser generales, casi como una corazonada que se lleva dentro. Los sueños solo dibujan el bosque y luego se comienza a buscar cada árbol como un objetivo. Esto es lo que hace que nos levantemos cada día y tomemos las decisiones correctas.
A los 12 años, los compañeros de Phelps estaban hablando de sus metas con su entrenador y Michael escuchó que algunos querían participar en las Olimpiadas. Inmediatamente dijo, yo también quiero ir a unas Olimpiadas. A los 15 años su meta era cambiar el deporte de la natación para siempre porque ya había asistido a sus primeros Juegos Olímpicos.
A los 21 en una conversación con su madre, su representante y su entrenador, hablaban de la presión personal y mediática que conllevaría nadar todas las pruebas que tenía planificadas para Beijing 2008 y de las grandes expectativas que se crearían a su alrededor. Ante la pregunta sobre si prefería ir con un perfil más bajo a esos Juegos Olímpicos, Michael respondió: ‘Yo quiero ser el mejor de todos los tiempos’.
De hecho, la Natación ha cambiado y se ha hecho un deporte mucho más conocido gracias a los sueños de un niño que tenía claro lo que quería en cada etapa de su carrera deportiva.
Tan importante como tener un sueño es tener un plan para conseguirlo. En esa parte es donde comienza el trabajo del entrenador. En el caso de Phelps, muchas veces se planificaba con una antelación de 8 a 10 años, sin dejar de definir metas a corto plazo. La planificación es tan detallada que se define lo que se va a hacer durante cada día por un período de 1 año o 6 meses. Por supuesto pueden haber imprevistos, enfermedades o suceder que el atleta no cumpla su parte y entonces hay que cambiar.
El entrenador debe ser como un GPS. Es esa voz molesta que dice constantemente: dobla a la derecha; o en términos deportivos: aliméntate bien, descansa, aprovecha el gimnasio, patea o mejora la técnica. Algunas veces el atleta lo hace y las cosas marchan según lo planificado. Muchas veces el atleta no sigue todas las instrucciones y el GPS tiene que re-calcular el camino y mostrar una nueva ruta hacia el destino.
A finales de 2007, unos meses antes de las olimpiadas de Beijing 2008, Phelps se fracturó una mano. Su estado de ánimo era catastrófico y decía que por culpa de eso iba a dejar de ganar 3 medallas. Los médicos le comentaron que tendría que estar fuera 6 semanas con un yeso. Pero eso no era una opción. La otra alternativa era operarlo, colocar un pasador y esperar 10 días a que sanara la sutura. Durante esos días desarrolló un gran odio por la bicicleta estática porque tenía que realizar sesiones de 3 horas. Además utilizó una bolsa plástica para sellar su mano y poder patear en el agua durante 7 días. 2 semanas más tarde estaba entrenando normalmente.
El entrenamiento no es más que enseñar a los nadadores a tener los mejores resultados en las peores condiciones posibles. En algunas ocasiones se hacía nadar a los atletas jóvenes con los lentes rotos para que practicaran como sería nadar con los ojos llenos de agua sin poder ver nada. En los 200 Mariposa de Beijing los lentes de Michael se llenaron de agua y terminó sin muchos problemas contando sus brazadas.
El entrenamiento no es más que el proceso diario de construir confianza para que el atleta logre visualizarse como lo que quiere llegar a ser. Para ser un gran campeón, visualizar el éxito es el factor clave de todo el repertorio.
A continuación la conferencia completa del entrenador.